Es hora de la oferta (publicado en Grupo Unitas)

Tuve la oportunidad de contemplar perplejo, en una panadería de la ciudad de Córdoba, un cartel escrito a mano pegado a una heladera con la siguiente leyenda: "Un sachet por cliente".
Al observar el cambio de ánimo de la gente al enterarse de semejante limitación por parte del comercio no podía dejar de pensar en las grandes "verdades" que nos otorga la ciencia económica. Entre ellas se encuentra el hecho de que nadie realiza una actividad a pérdida en un sistema capitalista, cerrando sus producciones en caso de no generar ganancia alguna.
A ningún individuo se le ocurriría continuar con una actividad mercantil si la misma le generara disminución de sus activos, finalizando la operación inmediatamente antes de representar su quiebra inevitable. Una de las ventajas del mecanismo de precios en un mercado la constituye lacarga informativa e insustituible que el mismo trae aparejado. El precio nos brinda magnitudes tales como escasez del bien o servicio, demanda por parte de la sociedad, etc.
Así las cosas ninguna agencia gubernativa que se precie de tal puede reemplazar el sistema de precios, no debiéndose por este motivo generarse "precios ratifícales" pues en tal caso se produciría inexorablemente una distorsión del lado de la oferta irremediable.
Desde los precios máximos impuestos en la presidencia del Sr. Alfonsín hasta el congelamiento de las tarifas de servicios públicos, entre otros, durante la actual gestión kirchnerista, la política de "control de precios" ha generado una escasez de bienes de primera necesidad entre la población. Y no podemos olvidarnos del grave presente del sector energético nacional, elcual se encuentra inmerso en la misma problemática de control de precios, con tarifas congeladas y cortes del suministro en forma permanente. Pero la explicación es lógica: si no se garantiza una ganancia empresarial acorde con la inversión a desarrollarse en la generación de energía, simplemente la inversión no se realiza.
Volvamos al comienzo del presente: ninguna generadora de energía invertirá un solo peso si el congelamiento de tarifas se traduce en pérdidas operativas. Incluso no debemos excluir la gran disparidad social que produce un congelamiento de las tarifas residenciales en el gas, con la inmensa mayoría de la clase pobre argentina costeando el gas (a garrafa) a más de un peso el metro cúbico, mientras que la clase media y acaudalada deben soportar 25 centavos el metro cúbico por tener la fortuna de contar con conexión en red. El subsidio entonces es inmoral desde todo punto de vista.
Es hora de que el gobierno se sincere y ejecute las políticas necesarias para atraer las inversiones necesarias y generar una mayor oferta de bienes y servicios. Sólo así se podrá dar respuesta a una demanda cada vez más activa y voraz.
Es hora de la oferta.

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