Quise ser niño de nuevo (publicado en www.diariojujuy.com.ar)

La pista espera. Los nervios se acumulan. El tiempo pasa. El avión aterriza. Los funcionarios se desesperan. Ella aparece. Todos se trasladan a Jujuy. El acto comienza. Los alumnos se amontonan. El Director pronuncia un discurso que raya la incoherencia y el mal gusto. El intercambio de flores es continuo. Y ella tiene “aguante”.
El paso de la Sra. Presidenta Cristina Fernandez por nuestra provincia se asemejó más a una visita de una mega estrella del rock internacional o a Papá Noel que a una mandataria que vino a lo que vino. ¿A qué vino? Veamos.
La presidenta tuvo como eje fundamental de su estadía la inauguración de una escuela en la ciudad capital. Aplaudimos este logro, pero no debemos olvidarnos que es un proyecto estatal (700 escuelas) de un gobierno anterior y no del actual, por lo que parte de los laureles le son ajenos.
Luego se movilizó al Barrio Alto Comedero a fin de inaugurar dos emprendimientos fabriles de una organización barrial-sindical-patotera. O sea…esfuerzos de privados y no de entes gubernamentales (aunque el dinero, claro, es estatal, nuestro, de todos).
Conclusión: ¿que trajo de regalos? ¿Cuál es el fundamento de la presencia del gobernador salteño? ¿Qué pudieron los dirigentes jujeños arrebatarles de su amplia billetera? Mmm.
Ningún anuncio de nuevas obras de infraestructura para el atrasado estado de cosas que muestra Jujuy en la materia. Ningún emprendimiento de envergadura para mejorar la calidad de vida de los jujeños. Nada de noticias que nos hicieran abrir los ojos e hicieran cortar la respiración. Nada de nada.
Felicito y festejo, repito, todo establecimiento educacional y/o fabril que se inaugure en nuestra provincia. Pero ellos comenzaban a funcionar con o sin la presidenta, con o sin su Sra. cuñada, con o sin su numerosa comitiva presidencial.
Es decir, me quedo con el sabor muy amargo de un discurso inaugural, por parte del director del colegio inaugurado, que incluía contendidos que nada hacen a su función y que más parece de una persona que NO vive en una provincia agropecuaria.
En definitiva, quise ser niño de nuevo y no me dejaron: Papá Noel definitivamente no existe.